El Santander se ha puesto en plena marcha para recapitalizarse y poder cumplir con las exigencias impuestas por Bruselas. La entidad, días después de anunciar su intención de desprenderse del 7,8% de su filial chilena, ha pedido el permiso de la autoridad bursátil estadounidense para desprenderse del 3% de su división brasileña.
La operación, con los actuales precios del mercado, podría generarle unos ingresos de entre 450 y 500 millones de euros, de los que un tercio podrían anotarse como plusvalías para reforzar sus niveles de solvencia.
El grupo necesita captar antes de junio del próximo ejercicio un total de 5.224 millones de euros, según las estimaciones iniciales realizadas por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) siempre y cuando computen finalmente los bonos convertibles con vencimiento hasta octubre de 2012.
La venta, si bien, no tendría por qué ser inminente ante las condiciones de los mercados, hecho por el cual el banco español ha reclamado a la autoridad brasileña que le amplíe el plazo para alcanzar el 25% del porcentaje de acciones de la filial en manos de terceros a través de la bolsa.
El grupo que preside Emilio Botín paralizaría cualquier desinversión si las circunstancias no acompañan. Este año lo ha hecho con la salida al parqué de sus divisiones de Argentina y Reino Unido.
Cuarto movimiento en un mes
Esta desinversión se uniría a las puestas en marcha recientemente por el banco español con el propósito de evitar una ampliación de capital para cumplir con los nuevos requerimientos. Y no sólo eso, porque el objetivo al que aspira el Santander es llegar a un umbral de solvencia de primera categoría del 10%, un punto más de lo que exigirá Bruselas.
A finales de octubre anunció un acuerdo para desprenderse del 35% de su filial estadounidense de financiación al consumo, por el que ingresaría 1.000 millones. Del total, 750 millones servirían para apuntalar su capital. También ha desvelado su intención de deshacerse de un 7,8% de su franquicia chilena por un importe de 800 millones. Las plusvalías no han sido cuantificadas aún.
Por otro lado, ha llevado a cabo un canje de deuda por el que hasta el momento habría obtenido unos recursos de aproximadamente 170 millones, los cuales reforzarían su balance.
Estas operaciones allanarían el camino del Santander, pero la incertidumbre sobre la coyuntura económica es muy alta, por lo que la entidad quiere tener alternativas sobre la mesa para no tener que ampliar capital a unos precios demasiado bajos. De ahí que haya solicitado al regulador brasileño la flexibilización en el canje de los bonos convertibles en acciones vendidos a Qatar el ejercicio pasado por un 5% de la división carioca.
Fuentes del mercado sostienen que detrás de esta petición está un posible adelanto de la conversión, lo que le permitirá computarse como capital principal los beneficios netos logrados. Según los términos del acuerdo con el fondo soberano qatarí la transformación de esta deuda en títulos no se producirá hasta mediados de 2013.
El Santander espera conseguir la mayor parte de las necesidades vía generación de beneficio y reducción de los activos ponderados por riesgos. También calcula anotarse antes de final de este ejercicio las plusvalías obtenidas por la venta de los seguros en Latinoamérica acordada en la primera mitad de 2011 y que se está cerrando a lo largo del segundo semestre.