Existe un deseo del Gobierno en impulsar una concentración de los intermediarios financieros, pero sólo las entidades más fuertes ponen como condición la recepción de ayudas públicas, los bancos españoles, no tienen intención de impulsar una concentración de intermediarios.
Los Bancos sostienen que son capaces de cubrir por sus propios medios las nuevas exigencias, sólo las entidades más fuertes ponen como condición la recepción de ayudas públicas para hacerse cargo de las más débiles.
Las expectativas de que se produzca una nueva oleada de integraciones en las próximas semanas se ha diluido y la mayoría en el sector sostiene ahora que las operaciones se reducirán a la mínima expresión.
En principio se darán con cuentagotas por el excesivo déficit y deuda del Estado y el dinero que se destine para el saneamiento financiero está reservado para vender las cajas nacionalizadas (Unnim, CatalunyaCaixa, Novagalicia y Banco de Valencia).
Las ventajas que otorga la reforma no han supuesto un incentivo para que los movimientos se aceleren y los proyectos que manejan a día de hoy se basan en agotar todas las alternativas para conseguir los recursos para dotar las provisiones por importe conjunto de 50,000 millones este año en solitario antes de emprender una aventura con un socio. La regulación además permite que el Estado conceda ayudas sin necesidad de integraciones, recuerdan varias fuentes del sector.
Es decir, que los planes que presenten en marzo no incluirán fusiones a no ser que el Gobierno abra la mano y conceda ayudas por el sistema anterior, con bonos convertibles, y no a través de acciones ordinarias. Y aún así la resistencia es máxima ante la pérdida de poder por parte de los gestores de los grupos más débiles. Prefieren agotar todas sus posibilidades y en otoño que entre el Estado con una participación minoritaria en el capital para conseguir los niveles de cobertura exigidos para su exposición inmobiliaria.
La incertidumbre es que el Banco de España de su aprobación a la hoja de ruta en solitario de cada una de las entidades. Para algunas fuentes del sector esta duda no debe ser demasiado preocupante, ya que el interés de los grupos más fuertes es mínimo por absorber las débiles. Incluso con ayudas del Estado por la carestía de éstas.
Este mecanismo de ayuda no supone coste alguno y la puja de la CAM, que ganó el Sabadell, es un precedente claro de sus ventajas. Por tanto, los más sanos esperarán a crecer con las subastas e, incluso, forzarán que haya más entidades que pasen a manos del Estado a partir de septiembre para que las oportunidades sean mayores. Es más, entidades que han sido cuestionadas por el mercado podrán participar en estas pujas para contar con los beneficios que facilita la legislación aprobada tanto por el Gobierno como por el Banco de España.